Susana Ramon
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La eficiencia de nuestros movimientos, refleja nuestra capacidad en esmeramos en hacer bien las cosas. Según Wikipedia, La eficiencia es la capacidad de conseguir objetivos o situaciones con un mínimo de recursos posibles viable.
Para que nuestras acciones sean eficientes y dispongamos de recursos necesarios, debemos preguntarnos, qué tipo de intenciones (creencias, motivos, necesidades no resultas) pueden frenar nuestra capacidad de llevar a buen puerto nuestras acciones sin gran fatiga o perdida de energía. Hay personas eficientes en la acción (utilizaran los medios necesarios para la acción) y otras eficaces (conseguirán los efectos esperados). Hay personas cuyas acciones son costosas en energía y expresan resistencia.
Motivos únicos y motivos cruzados
Entramos aquí en el campo desconocido de nuestros motivos. ¿Qué es lo que nos impulsa a movernos y actuar para definir y satisfacer nuestras necesidades? La expresión de nuestros gestos y movimientos tiene que ver con la capacidad de hacer visible aquello que queremos lograr sin trabas ni resistencias. Para ello, necesitamos esclarecer nuestras intenciones y comprender que una buena acción, supone una expresión clara de esas intenciones, sin que a ello se interpongan un sinfín de motivos emocionales o contrapuestos.
Pongamos el ejemplo de una persona que necesita ser reconocida en su ámbito profesional y que para ello, buscará el reconocimiento de sus pares o superiores cueste lo que cueste, llegando a realizar acciones que lejos están de marcar una verdadera evolución profesional.
Lo normal sería esmerarse en su tarea laboral, hasta el punto de sobresalir por un esfuerzo continuo y comprometido. Pero muchas veces, confundimos el motivo verdadero que nos impulsa a actuar, con la acción que pensamos, satisfará nuestras necesidades profundas.
Por mucho que nos esmeremos, nunca obtendremos aquello que necesitamos. Si no identificamos aquello que nos impulsa a actuar, con sus correspondientes resistencias, no podremos alcanzar nuestros objetivos. Y si lo hacemos será siempre sin facilidad. La eficiencia y la expresión de nuestros motivos únicos tienen siempre algo que ver con la facilidad y la resolución. Según el Doctor Feldenkrais, creador del famoso Método Feldenkrais™, “la sensación de resistencia en la acción se debe a que seguimos motivos contrapuestos”*. Gestionando mejor nuestras motivaciones, eliminando aquellas que entorpecen nuestras verdaderas intenciones, podemos conseguir una acción resuelta y ligera.
Para ello preguntémonos:
¿Qué acción queremos mejorar en nuestro día a día?
¿Qué es lo que nos va a permitir mejorarla?
Salir de nuestro estado habitual de hacer las cosas, nos permitirá obtener mejores resultados en nuestras acciones.
¿Qué necesitamos desaprender o aprender para ello?
¿Cómo enfocar nuevas estrategias para lograr más fluidez en nuestras acciones?
Con esta resolución, estaremos seguros de volvernos personas más eficientes, ahorrando recursos y potenciando nuestras habilidades innatas.
Susana Ramon
* El poder del Yo. La autotransformación a través de la espontaneidad. Ediciones Paidós