Susana Ramon
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¿Qué es el estrés?
El estrés es una reacción del organismo frente a situaciones amenazantes.
Un sinfín de factores desencadenan estrés: la organización del trabajo, agendas sobrecargadas, conflictos relacionales y problemas de comunicación, falta de recursos frente a la ejecución de tareas cotidianas, falta de recursos monetarios, incapacidad de gestionar el tiempo, exposiciones y retos del día a día, imprevistos, largos o frecuentes desplazamientos, falta de reconocimiento laboral, falta de apoyo, exceso de responsabilidad, sobrecarga de trabajo o expectativas demasiado elevadas.
La lista es larga y la exposición al estrés depende de la percepción y del nivel de tolerancia de cada uno frente a una situación considerada como peligrosa.
En las empresas, las altas exigencias de productividad, el aislamiento o las dificultades de comunicación, pueden generar en el trabajador, un sentimiento de frustración o pérdida de control frente a la demanda a la que tiene que responder.
En la Unión Europea, el estrés afecta cada año a cuarenta millones de trabajadores y supone un coste de veinte mil millones de euros en gastos sanitarios, sin contar la pérdida de productividad.
Según la Fundación Europea para las Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo, un 28% de los trabajadores europeos padece algún tipo de estrés laboral.
Vemos que las cifras hablan por sí solas.
Por otra parte, las nuevas tecnologías de la información aceleran nuestros ritmos diarios, pues solo con un clic tenemos un sinfín de informaciones al abasto, lo cual no sería posible si nos desplazáramos en el espacio para procurarse tal información.
Todo parece acelerarse, todo parece confluir y conducirnos a afrontar retos importantes para evitar y reducir mecanismos reactivos como el estrés.
¿Cuales son los mecanismos del estrés?
El estrés es una reacción vinculada a la supervivencia y a la competitividad que implica el cuerpo y la mente. La reacción al estrés es física y puede ser tratada por dos vías diferentes: la vía subconsciente e involuntaria, a través del sistema neurovegetativo o la vía consciente o voluntaria por la cual percibimos, evaluamos el peligro y decidimos que acción llevar a cabo.
El eustress según como lo definió Sayle, representa un nivel de excitación sana para el cuerpo, un nivel de superación y motivación que implica dinamismo y vitalidad y que logra un cierto equilibrio físico y mental. Aumenta el rendimiento y la salud. Sin tal motivación o superación solo nos queda aburrimiento, falta de perspectiva y en definitiva la muerte.
Si el estrés sigue aumentando, se perenniza y decae el rendimiento, aparece el distres o estrés negativo, nocivo para la salud.
Las claves para evitar el estrés
Puesto que el estrés implica reacciones físicas, cognitivas y conductuales puede ser tratado de manera holística.
Su prevención es un campo abierto en el cual pueden mejorarse diferentes factores determinantes para un buen estado de animo y un mayor bienestar:
EL ESTADO FÍSICO
¿Cómo siento mi cuerpo? ¿Cómo puedo mejorar mis sensaciones y mi estado corporal? ¿Cómo puedo sentirme mejor? Son algunas de las preguntas que pueden marcar una diferencia importante frente el estado de malestar corporal que nos provoca el estrés.
Trabajando a partir del cuerpo y por el cuerpo, recuperamos el equilibrio y la alineación pudiendo influir en nuestras emociones y sentimientos y obteniendo más bienestar.
Doy algunas pautas que pueden ser de utilidad:
Aprende a relajar tensiones musculares. El tono muscular tiende a aumentar cuando nos sentimos ansiosos. El cuerpo se prepara para la acción. La energía mal utilizada y contenida provoca dolencias en el cuerpo.
Respira para oxigenar el organismo e invertir los mecanismos reactivos del estrés.
Recupera una buena alineación corporal. Deja que el cuerpo recupere su vitalidad, se autorregule, recupere su eficaz manera de funcionar y su espontaneidad. Hay diversidad de técnicas que permiten entender el funcionamiento corporal. Entre ellas el Método Feldenkrais™ es una metodología excelente para la comprensión articular, respiratoria y para la autorregulación de los mecanismos que permiten el equilibrio.
EL ASPECTO COGNITIVO Y CONDUCTUAL
¿Cuáles son las causas que me generan estrés? ¿Cómo puedo cambiarlas? ¿Qué pensamientos, emociones o acciones no me son útiles? ¿Cómo puedo servir mis objetivos generando un entorno más facilitador?
Identifica las situaciones que te causan malestar.
Introduce cambios en la manera de enfrentarlas, de manera que te sientas más satisfecho.
Organiza nuevas actividades en tu tiempo de ocio, más agradables y placenteras.
Aprende a identificar emociones, pensamientos o creencias limitantes y a elegir las que se adaptan mejor a tus propósitos. No te dejes invadir por la negatividad.
Se coherente con tus propios valores y decisiones.
Relaciónate, comparte, date momentos de placer.
Prioriza tus acciones ¿Cuáles sirven mejor tus objetivos?
Aclara tus intenciones y focalízate en ellas.
Aprende a gestionar tus prioridades. ¿Qué es lo más importante para hacer?
Asume tu propio bienestar y salud, hazte un plan de acción para evitar caer en conductas y hábitos perniciosos para tu salud.
Aplica una acción cada semana de manera que puedas automatizarla. Implementa el hábito de relajarte y conectar con tus recursos a través de la vía corporal, de manera regular.
Notarás una mejoría evidente si confías en tus recursos para prevenir y evitar el estrés.
Si piensas que te puedo ayudar a evitar el estrés, visita estos dos enlaces donde encontrarás dos propuestas de trabajo consciente del movimiento que te ayudará a recuperar un estado de equilibrio, calma y serenidad.