¿Te has preguntado alguna vez como conseguir más eficiencia y foco en tus acciones?

¿Cómo evitar dispersarte o procrastinar?

La dispersión es a veces inevitable cuando avanzamos hacia un proyecto, un objetivo, un cambio de hábito, pero podemos poner remedio a esa situación.

Una acción eficiente y enfocada se consigue con relajación. Nada tiene que ver con la indolencia sino con la habilidad de saber utilizar los recursos necesarios para alcanzar al estado deseado sin tensión innecesaria.

Para maximizar nuestro potencial y avanzar hacia nuestras metas, necesitamos conseguir un estado de equilibrio, lo cual nos permite reducir el esfuerzo.

El sistema nervioso autónomo rige nuestra capacidad de acción y de recuperación. En términos sencillos, el sistema simpático sostiene la acción mientras que el parasimpático, la recuperación

Bajo estados de estrés o tensión anulamos nuestra capacidad de actuar de forma distendida y enfocada. Nuestra intencionalidad se distorsiona en acciones poco centradas hacia nuestros objetivos por la sobrecarga de emoción o sensaciones y por la falta de control de nuestras respuestas al entorno. El sistema actúa con sobre estímulo animándonos a poner la atención en varios focos a la vez.

Si estamos tensos y contraídos no estaremos en un buen estado para actuar con eficiencia y dirección y lo que es más importante con entusiasmo y motivación.

¿Sabes relajarte? ¿Cómo consigues mantener tu energía y motivación?

Hay diferentes maneras de potenciar la eficiencia y  una de ellas es saber incorporar pautas corporales o posturas para encontrar un buen estado de equilibrio, fuerza y rendimiento. Un estado “centrado” evita la dispersión y orienta la acción en la buena dirección pues nuestro organismo recupera un mejor funcionamiento.

Pon atención a tu respiración, aprende a sentir tu cuerpo, a conectarte con el. Sabrás incorporar tu intención y convertirla en acción.

 

 

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