Susana Ramon
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La palabra equilibrio tiene variedad de sentidos aplicados a los diferentes campos de nuestra vida. Existe un equilibrio emocional, físico, social, familiar, económico. Buscar el equilibrio supone para muchos de nosotros, un terreno a conquistar por lo que nos debatimos para conseguirlo. Buscamos armonía, estabilidad, facilidad, orden, bienestar, seguridad. Existen múltiples interpretaciones de la idea o sensación de equilibrio.
Pero la cuestión es ¿Cómo acercarnos a ese equilibrio tan deseado?
Encontrar el equilibrio significa aceptar el desequilibrio constante de la infinidad de situaciones inciertas o inesperadas, con las que tenemos que lidiar al día a día. Supone una disponibilidad de nuestro sistema nervioso habilitado para ese reajuste postural constante, para mantener nuestro sistema óseo vertical, sin tensión, ni esfuerzo y nuestro sistema muscular disponible para la acción.
En fisiología, existe el término Equilibriocepción o sentido del equilibrio, que nos permite sostener cualquier postura, posición o movimiento frente a la fuerza de gravedad.
Por ello el equilibrio, es un talento innato de nuestro organismo por el cual evitamos caer y sentirnos continuamente atraídos hacia el centro de la tierra.
Diferentes factores entran en juego para asumir esa tarea. Reflejos de equilibrio en nuestra más temprana edad, los reflejos oculares y vestibulares del oído interno, los receptores propioceptivos cervicales y en las articulaciones, el reflejo tónico postural, la posición de la cabeza sobre el tronco y los correspondientes músculos suboccipitales que mueven la cabeza por encima de la columna. Todo ello nos ayuda a convivir con la fuerza de gravedad y permiten la organización constante de nuestro equilibrio postural. Nos hemos parado a pensar alguna vez, cuando tropezamos en la calle al andar, que es lo que nos impide caernos (los que tienen más suerte!) y recuperar el equilibrio sin ningún hueso roto?
Nuestro sistema nervioso está preparado para esa fina tarea y más: encontrar un equilibrio incierto (y dinámico) para facilitar nuestras actividades diarias.
La fuerza de gravedad influye en el desarrollo de nuestro sistema nervioso y de nuestro sistema esquelético de forma tal que una relación complicada o alterada con esta fuerza, influirá en nuestra postura cotidiana y actitud para enfrentar situaciones habituales o inesperadas.
Podemos entonces considerar que desarrollar una buena organización postural siempre renovada, influirá en nuestras emociones, sensaciones, pensamientos y acciones. Citemos al Doctor Feldenkrais ” Debido a la estrecha proximidad existente entre la corteza motriz y las estructuras cerebrales relacionadas con el pensamiento y el sentimiento, así como a la tendencia de los procesos de un sector del tejido cerebral a propagarse hacia los tejidos vecinos, un cambio radical en la corteza motriz, no puede sino tener efectos paralelos sobre el pensamiento y el sentimiento. Un cambio fundamental que se opere en la base motriz, dentro de cualquier patrón de integración, puede fracturar la cohesión del conjunto y en consecuencia, liberar el pensamiento y el sentimiento de las ataduras que los sujetan a los patrones de sus rutinas establecidas”¤.
Piensa un momento en aquellas acciones que puedas llevar a cabo de manera más equilibrada.
¿Necesitas un mejor equilibrio entre tu vida laboral y personal?
¿Qué te permitiría mejorar tu salud y mantener un mejor equilibrio físico?
Haz una lista e intenta responder a las diferentes preguntas que te planteas.
Pero no olvidéis dedicarte un tiempo y un espacio para mejorar tu postura o movimientos.
Encontrarás la mejor adecuación, para responder de forma equilibrada tanto a tu realidad interna como a las circunstancias externas.
Susana Ramon
¤ Autoconciencia por el movimiento. Ejercicios para el desarrollo personal. De Moshe Feldenkrais.Editorial Paidos.